Abilio Martínez Varea
Queridas familias:
En estas fechas en las que ya se empieza a organizar el próximo curso escolar, me dirijo especialmente a vosotros padres y familias que estáis implicados en la educación de vuestros hijos, para que los acompañéis en el crecimiento en la fe y en la cultura. Ha comenzado el tiempo de matriculación y es el momento de apuntar a vuestros hijos en la clase de Religión Católica en los Colegios de Infantil y Primaria y en los Institutos de Enseñanza Secundaria y Bachillerato.
El Papa Francisco ha hablado muchas veces del papel imprescindible de los padres en el proceso educativo de los hijos. No olvidemos que la función del Estado, respecto a la educación de los niños y jóvenes es una función subsidiaria, es decir, de ayuda a las familias; nunca el Estado podrá arrogarse una responsabilidad primera que está siempre en vuestras manos. Es vuestro derecho y, por eso, os aliento a ejercerlo.
Como decía al principio, os animo a que apuntéis a vuestros hijos a la clase de Religión. Hay un crecimiento en la fe que se realiza en la parroquia. Pero también hay un desarrollo del saber religioso cultural cuyo ámbito propio es el mundo de la educación. La escuela pone en relación un conjunto de saberes que contribuyen al desarrollo integral de la persona. Hoy más que nunca necesitamos trasmisión de valores que nos den apoyos para caminar en esta vida con fortaleza, ilusión y alegría. Y a esto contribuye, sin duda, la clase de Religión Católica.
Agradezco a los profesores de Religión Católica de Osma-Soria vuestro esfuerzo y trabajo constante en la enseñanza de la religión católica en la escuela. Prueba de ello, es la participación de algunos de vosotros el pasado 24 de febrero en el Congreso Nacional organizado por la Conferencia Episcopal “La Iglesia en la educación: presencia y compromiso”. En ese escenario se dieron cita más de 1200 profesionales de la educación preocupados por transmitir la cultura cristiana y los valores de la Iglesia en el ámbito educativo.
En dicho Congreso, el Papa Francisco se hizo presente por medio de un mensaje que se leyó en la sesión inaugural. En ese mensaje el Papa recordó algo esencial en vuestra labor docente: “Trabajad por vuestras necesidades, en España, sin olvidar a nadie. Sed sensibles a las nuevas exclusiones que genera la cultura del descarte. Y no perdáis nunca de vista que la generación de relaciones de justicia entre los pueblos, la capacidad de solidaridad con los necesitados, y el cuidado de la casa común pasarán por el corazón, la mente y las manos de quienes hoy son educados. Lo propio de la educación católica en todos los ámbitos es la verdadera humanización, una humanización que brota de la fe y que genera cultura”. El Papa reconoce con estas palabras la importancia de vuestra tarea: sois los encargados de educar a los hombres y mujeres del mañana, y es necesario que en la educación entren todas las dimensiones de su persona, también la dimensión de la fe, para lograr así una sociedad más justa, más solidaria y más evangélica.
Los profesores de Religión Católica colaboráis en esta formación integral de los niños y jóvenes. Así lo remarcaba el Papa en ese mismo discurso: “La misión educativa de la Iglesia permanece a lo largo de los siglos. Entonces y ahora nos impulsa una misma gran esperanza que brota del Evangelio, con la que miramos a todos, empezando por los más pequeños y vulnerables. La educación es, ante todo, un acto de esperanza en quien tenemos delante, en el horizonte de su vida, de sus posibilidades de cambio y de contribución a la renovación de la sociedad”.
El cristiano, y más en esta sociedad, está llamado a ser testigo de esperanza. No podemos transmitir un mensaje de alegría si no lo hacemos desde la esperanza que brota del corazón del que se sabe amado y querido por Dios. El Papa acaba de convocar a toda la Iglesia Universal al gran Jubileo del año 2025 que lleva por lema: “Peregrinos de la esperanza”. Este Jubileo quiere ayudar a restablecer un clima de esperanza y confianza, quiere ser signo de un nuevo renacimiento. Ayudemos todos a transmitir a nuestros niños y jóvenes, desde la clase de Religión Católica, este mensaje de fraternidad universal que nos permitirá hacer un mundo mejor.
Queridos padres, os invito de todo corazón a manifestar en los Colegios e Institutos la decisión de que vuestros hijos reciban la clase de Religión Católica. Y os felicito y doy gracias a Dios por vuestra preciosa tarea en la educación de vuestros hijos. Educarlos en la fe es educarlos en esperanza. Que María Santísima, nos ilumine y que Ella, que fue la primera educadora de Jesús, nos indique el camino
Vuestro Obispo,
Fuente: https://revistaecclesia.es/clase-de-religion-educar-para-la-esperanza/
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