2011/04/10

No ceséis de orar: DOMINGO 10 ABRIL 2011

"Tu vida nos rescata de la muerte "

Te invitamos a abrir un "Espacio Sagrado", y a permanecer aquí diez minutos orando, mientras estás frente a tu ordenador, haz click ...escucha la música y....



La Presencia de Dios
Por unos momentos, pienso en la velada Presencia de Dios en todo:
en los elementos, dándoles existencia;
en las plantas, dándoles vida; en los animales, dándoles sentidos; y finalmente, en mí, dándome todo eso y más,
transformándome en un templo, un hogar para el Espíritu Santo.

La Libertad
Si Dios estuviera tratando de decirme algo, lo notarí­a?
Si Dios me aconsejara o me desafiara, me daría cuenta?
Pido la gracia de librarme de mis preocupaciones,
y estar atento a escuchar lo que Dios me diga...

La Conciencia
Me pregunto: "¿cómo está mi ser interior hoy día? ¿Está cansado, estresado, fuera de forma?" Si cualquiera de estos casos sucede, "¿cómo librarme de estas preocupaciones que me perturban?"

La Palabra
Juan 11:38-44
Jesús, estremeciéndose de nuevo, se dirigió al sepulcro. Era una caverna con una piedra delante. Jesús dice: "Retirad la piedra". Le dice Marta, la hermana del difunto: "Señor, ya hiede, pues lleva cuatro días muerto". Le contesta Jesús: "¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios"? Retiraron la piedra. Jesús alzó la vista al cielo y dijo: "Te doy gracias, Padre, porque me has escuchado. Yo sé que siempre me escuchas, pero lo he dicho por la gente que me rodea, para que crean que tú me enviaste". Dicho esto, gritó con fuerte voz: "Lázaro, sal afuera". Salió el muerto con los pies y las manos sujetos con vendas y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: "Desatadlo y dejadlo ir".

¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy
* Mis hábitos y vacilaciones me amarran; las conclusiones y juicios prematuros parecen ser la roca inconmovible que me encierra. Jesús no las acepta como definitivas, pero me quiere libre, llevándome a la luz y a la vida. Pido perdón a Dios por renunciar a mi libertad y que pueda extender mi mano para alcanzar a tomar la que Jesús me ofrece.
* Recuerdo la humanidad de Dios, cuando Juan me expresa que Jesús estaba muy afectado por el dolor de Marta. Oro con compasión por los que están afligidos y pienso qué puedo hacer por medio de mi presencia u oración.

Conversación
Sin olvidar que sigo en la Presencia de Dios, imagino a Jesús mismo, de pie o sentado a mi lado,
le digo todo lo que está en mi mente, y en mi corazón, tal como se le habla al mejor amigo.

Conclusión
Gloria al Padre y al Hijo y al Espiritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

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